"Corralejo, la historia viva de un pueblo de pescadores y marineros a merced de una especulación urbanística"
Repasando la historia de Fuerteventura, observamos que el pueblo marinero de Corralejo, radicado en el norte de la isla, tuvo su nacimiento hace ya más de un siglo, por el asentamiento en la zona
de diversas familias de pescadores, los cuales construyeron las que hoy son sus viviendas.
Estas casas que datan de más de cien años
de antigüedad, jamás fueron registradas, entre otros motivos porque, antiguamente, por un lado, el Registro de la Propiedad se encontraba en la isla vecina de Lanzarote y los medios para desplazarse a la citada isla eran muy escasos, y por otro lado, la mayoría de los vecinos de Corralejo eran pescadores y dedicaban todo su tiempo a su trabajo en la mar para poder mantener a sus familias. Muchos de los vecinos carecían de papeles porque, antiguamente, cuando se vendía, la escritura del dueño era la
palabra, era estrecharse las manos con el vendedor y por lo tanto,
no hacía falta documento alguno para demostrar la propiedad.
En
diciembre de 1961, fue vendida a una mercantil denominada “Plalafusa, S.A.” una parcela de terreno denominada “Casco Viejo de Corralejo y sus Aledaños”, en la que quedaba al margen el asentamiento vecinal. Habiendo transcurrido más de
40 años desde aquélla venta, la Entidad “Plalafusa, S.A.” vendió, el
22 de mayo de 2001, un resto de una finca (9.458,01 m2) a la
entidad “DELVAL INTERNACIONAL S.A”, concretamente en la parcela
anteriormente referida como “Casco Viejo de Corralejo y sus
Aledaños”, desconociéndose sus propios linderos. Adquirida el “resto
de la finca” por Entidad “DELVAL INTERNACIONAL S.A.”, su
Administrador único, conocedor, por ser vecino del lugar, de que
muchas de las viviendas del casco antiguo, propiedad de sus
convecinos (fabricadas, incluso, por éstos o por sus padres o abuelos
hacía ya más de 100 años) no se encontraban registradas, comenzó, a
partir del 14 de julio de 2001, con el claro propósito de obtener
un enriquecimiento especulativo urbanístico ilícito, a sabiendas de
que las mismas, como parte del asentimiento vecinal (núcleo urbano),
no habían sido objeto de compraventa, a presentar escritos en el
Ayuntamiento de La Oliva (término municipal al que pertenece el
Pueblo de Corralejo), solicitando licencias de segregación de las
citadas casas, como si fueran suyas y como si de parcelas no
edificadas se tratase.
Pues bien, una vez obtenidas las licencias de
segregación oportunas (por silencio administrativo), relacionadas
todas ellas a las casas de los vecinos del casco antiguo de
Corralejo, concretamente, 65 de ellas, “DELVAL INTERNACIONAL S.A.”
comenzó a registrar las segregaciones efectuadas y, posteriormente, a
venderlas a terceros, principalmente, a entidades mercantiles con
las que guardaba relación ya sea directa o indirecta, siendo el
factor común de todas estas Mercantiles el tratarse de Sociedades
sin actividad mercantil de clase alguna, creadas con el único
propósito de dar la apariencia lícita a una operación
manifiestamente fraudulenta, cual es la de poner a nombre de una
sociedad un inmueble propiedad de un legítimo propietario, no
registrada, en su momento, todo ello para crear artificiosamente la figura del tercero de buena fe registral, con inminentes intereses
especulativos, perjudicando a los legítimos propietarios de los inmuebles afectados.